jueves, 22 de octubre de 2009

Camerún día 8



Hoy me toca la profilaxis contra la malaria. Tenía dos opciones: la primera es tomar un comprimido semanal que tiene como posibles efectos adversos alteraciones gastrointestinales, convulsiones, parestesias, vértigos, sensación de inestabilidad, cefaleas, insomnio, irritabilidad, obnubilación, alucinaciones, episodio psicótico, tendencia depresiva... La otra opción es la toma diaria de otro comprimido, que puede ocasionar secundariamente perdida de apetito, náuseas y/o vómitos, dolor de estómago, diarrea, inflamación o úlceras bucales, reacciones alérgicas, picor, dolor de cabeza, dificultad para dormir, mareo, fiebre, caída de pelo, tos, fatiga, adormecimiento, angioedema y casos aislados anafilaxis. Parecen más chungos los efectos secundarios del tratamiento semanal, pero decidimos tomarnos éste por la comodidad de una sola toma. La malaria (o paludismo) la podemos adquirir por la picadura de mosquitos, y éstos están especialmente cabrones los días como hoy, en los que llueve sin parar. Para más inri, hoy me he enterado de la existencia de los Mutmut, unos mosquitos muy pequeños, casi invisibles, que aparecen sobre todo al amanecer y al anochecer, y producen unas picaduras muy molestas. Creo que ya me han picado unas docenas de veces. A la paciente que ingresamos anoche hemos acabado interviniéndola de urgencias. Con la sospecha de que tuviera un embarazo ectópico le hemos pedido pruebas de laboratorio y de embarazo y una ecografía. Estaba anémica, embarazada y en la eco se veía líquido libre en cavidad abdominal. Si a esto le sumamos los datos que medio sonsacamos con la anamnesis, blanco y en botella: embarazo extrauterino. Ha sido la intervención más espectacular desde que estamos aquí, porque al abrir el abdomen presentaba un hemoperitoneo (sangre dentro del abdomen) de casi 4 litros, y un sangrado activo desde la arteria uterina. La hemos clampado, ligado, seccionado y luego extirpado el ovario y la trompa izquierdos. El aspirador, aunque aquí usen un trozo de manguera de jardín (bien esterilizada) con buen calibre, no ha sido capaz de llevarse toda la sangre que tenía en la cavidad, y gran parte de ésta me ha caído encima, a la bata y a los pies. Hemos dejado un bueno charco de sangre en el quirófano, pero la intervención se puede calificar de exitosa. Se le ha transfundido varias bolsas de sangre que previamente y durante la intervención se extraía a familiares de la paciente. Si no pasa nada raro, este es el típico caso que debe ir bien. Muerto el perro, muerta la rabia. Además, hoy hemos operado una hernia que teníamos programada, hemos dado de alta la hernia de anteayer y el resto de pacientes intervenidos evoluciona favorablemente (incluso la de la perforación uterina). Cuando casi nos marchábamos del hospital, la chica que le “guardamos” ayer al ginecólogo (que por cierto me he enterado que vendrá más tarde, dentro de una semana), ha vuelto a sangrar. Parece que pueda tener un tumor en cuello del útero. Le hemos colocado un tamponamiento, si mañana sigue igual, nos tocará realizarle una histerectomía. Para la mujer va a ser una lástima, porque nos ha dicho que están buscando su quinto hijo (supongo que para situarse en el promedio de hijos por mujer). Cuando íbamos a empezar a cenar, para variar, nos han llamado del hospital por una urgencia. Era un tema de fontanería, un problema con un paciente sondado. Lo hemos resuelto fácilmente y nos hemos vuelto. He conducido de nuevo el cochazo.

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