miércoles, 14 de octubre de 2009

Camerún día 0


Viaje: el vuelo me ha recordado a una de mis guardias: un montón de horas durmiendo, comida unas cuantas veces, incluso he visto una película... (la nueva de Woody Allen). El traslado desde el aeropuerto a la casa de voluntarios ha sido espect acular: cientos de coches y motos inmersos en un caos circulatorio (luces, pitos, amenazas) que nunca había visto, para luego pasar a una especie de carretera con una niebla muy muy densa. Menos mal que el conductor reunía dos cualidades innatas: no-miedo a la muerte y visión a través de la niebla (supongo que sólo él posee esta virtud porque ni el resto de ocupantes ni yo veíamos más allá de 5 metros, y podía seguir el camino “perfectamente” a 120 km/h) y además una ú til técnica adquirida: era de noche, y para ver si de frente venía otro vehículo, para poder adelantar con seguridad?? apagaba las luces. Supongo que él estaba convencido que el coche que tenía que venir de frente era de ese 50% de coche cameruneses que le funciona las luces y además las enciende. Llegamos de noche, tomamos una cena ligera (pan y tortilla de patata) y nos acostamos. Habitación, baño y mosquitera con capacidad para 1 persona y 156 mosquitos.







No hay comentarios:

Publicar un comentario