martes, 20 de octubre de 2009

Camerún día 6

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Hoy al sacar el coche de casa ha rozado los bajos en la acera. Rascar el chasis es un hecho habitual durante el trayecto de casa al hospital y viceversa, por el mal estado de la carretera. Pero el hacerlo en la rampa de la casa no lo es. Ni se nos ha ocurrido pensar en el exceso de peso porque seis personas lo soporta de sobra el coche. Justo antes de partir hacia el hospital alguien ha dicho: igual se ha pinchado una rueda. En efecto. Hemos tenido que dejar el coche e ir al hospital con el Jeep. En un principio he pensado: que guay, porque todavía no había tenido la oportunidad de montarme, pero cuando he expresado esta idea, los voluntarios que llevan más tiempo me han dicho que en breve cambiaría mi forma de pensar respecto a este coche. Y así ha sido, justo cuando hemos pillado el primer bache. En teoría el Jeep es un todoterrero, pero a éste creo que no le funciona la amortiguación, pues con cada irregularidad del camino nos estampábamos con el techo, y si teníamos mala suerte con las barras de protección. Eso si tienes suerte como he tenido yo de sentarme en un asiento. Los dos que se sentaban en los laterales, lo hacen encima de la ruedas traseras, y a parte de estar más cerca del techo, también se golpean el contra las ventanas. Una vez en el hospital, policontusionados, hemos tenido la sesión, pasado visita y después operado una hernia inguinoescrotal y una litiasis biliar. Estas son las dos patologías más frecuentes que se operan en cualquier hospital español. Aquí intervenir la vesícula biliar es una cosa rara. Lo que no debe ser raro será ver alguna mosca por el campo operatorio, deduzco por la espontaneidad con que la instrumentista ha intentado matar una, con un paño, sobre la misma paciente. Al acabar la segunda cirugía se ha ido la luz del quirófano y para despertar al paciente nos hemos tenido que iluminar con una linterna. Por lo demás, han sido cirugías programadas, “limpias”, en pacientes sanos. Se supone que deben ir bien. De nuestras otras pacientes, tenemos una peritonitis que evoluciona muy bien. La otra, más reciente pero más grave, por el cuadro de infección intraabdominal que tenía, se encuentra regular. Y la mujer mayor de la neoplasia de páncreas operada ayer se encuentra dentro de la normalidad para ser el primer día postoperatorio. Hoy hemos acabado a la hora (16.30h) y hemos aprovechado para visitar la zona comercial de Kribi. Calles anchas con tienduchas y baruchos a ambos lados. Todo como en ruinas, sucio, descuidado, pero funcionando. Hoy nos hemos centrado básicamente en la zona de las telas. Muchas tiendas cuyo principal producto es un trozo de tela de colores generalmente muy vistosos, de unos 5 metros de longitud, con el que las mujeres africanas se hacen los vestidos. También había alguna tienda con máquinas de coser en la que te podían hacer el vestido, o lo que quisieras, con estas telas. Después nos hemos tomado unas maxi cervezas y refrescos en el Blue Moon, acompañado de cacahuetes que hemos comprado en la calle. Los venden dentro de una botella de whisky vacía. Para cenar hemos tenido una mezcla hispano-camerunesa; por una lado, tortilla de patatas, y por otro, arroz blanco con especias y croquetas de pescado que ha traído Olive. A partir de ahora viene una rutina que supongo que hará que se pase el tiempo más rápidamente. Alguna tarde aprovecharemos para visitar la ciudad, hacer alguna compra más... pero esto va a ser más difícil porque este fin de semana nos dejan los pediatras y los enfermeros, que como llevan más tiempo aquí, y además alguno habla francés a la perfección, eran un seguro de vida para moverse por las calles. Nos tocara espabilarnos un poco en este aspecto.

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