domingo, 1 de noviembre de 2009

Camerún día 18


El desayuno de hoy ha sido la bomba. Teresa ha preparado guacamole, teníamos cocos que Denís (el vigilante) y sus hijos acababan de coger de las palmeras de la casa, y una especie de buñuelos cameruneses que ha traído José (cada vez es más majo), después de dar una vuelta y visitar la catedral durante la misa. Camino a las playas hemos parado en el hospital para saludar a nuestros pacientes. Estando allí ha llegado una paciente para José, a la cual operará y yo le ayudaré mañana. Además tenemos un chico español ingresado por una gastroenteritis (dice Samuel) o un paludismo (cree el paciente). Desde el hospital, mientras Teresa hacía gestiones, nos hemos ido paseando hasta las cataratas del río Lobé, donde estuvimos hace dos fines de semana comiendo camarones, y donde nos ha recogido con el coche. La paradisíaca playa de Gran Batanga en la que hemos estado es la más bonita que he visitado en Camerún hasta ahora. Estábamos solos, a excepción de tres chiquillos lugareños que estaban jugando en la orilla. A pesar de que estaba nublado e esto invitaba poco al baño, como realmente hacía calor, lo hemos hecho, y menos mal, porque ha sido muy refrescante. Al volver hemos parado a hidratarnos en L'etoil de mer, una especie de restaurante, regentado por un belga, muy bien montado, limpio, chulo, con un chiringuito grande a pie de playa, un gran jardín, un barquito... Este tipo cría sus propios animales que luego ofrece para comer. Estaba allí con su mujer y su parlanchina y guapa hija, Mirena, de seis años, que nos ha enseñado toda la casa y los animales (cerdos, ovejas, patos...). Como el sitio tiene mucho encanto hemos decidido volver el sábado que viene después de la media jornada en el hospital. Un pelin tarde para comer hemos vuelto a casa, donde nos esperaba unos pescados a la brasa, patatas, y el plato estrella de la semana: salmorejo. Lo ha preparado José (mira que es majo) esta mañana después de la misa. Se suponía que era para la cena, pero entre lo que apetecía y lo bueno que estaba (casi como el de Mariví), nos lo hemos terminado. Este José no sé si me dejará operar mucho, pero para temas culinarios ha sido un gran fichaje. Sólo faltaba que hubiera pescado algo en la playa con la caña que se ha traído de España. Y para cenar, aunque no teníamos mucha hambre, nos ha preparado unos huevos fritos, arroz blanco y ha vuelto a sacar ese jamón tan rico. Nos estamos malacostumbrando. Mañana empieza nuestra última semana aquí en Kribi. Esta noche llegan los traumatólogos. A ver si entre lo de gine, algo de trauma, nuestro quirófano programado y alguno más que captemos, una o dos urgencias y alguna cesárea, completamos el trabajo para estos últimos días.

1 comentario:

  1. Hola Juan! Que tal va todo? Hoy he estado releyendo los primeros dias del blog y viendo de nuevo las fotos con algo mas de detenimiento ya que he tenido la tarde libre,cosa que no me ocurria desde hace meses (en verdad mi horario es de 8 a 3 pero siempre tengo trabajo o cursos...total,las tardes también liadas)...Total,que me he vuelto a reir mucho con las historias de los pimeros dias,je je je.
    Creo que ya os queda solo una semanita asi que en cuanto os deis cuenta estais de vuelta por Valencia.Por cierto que he sacado billetes para ir a Valencia el fin de semana del 27 al 29 de Noviembre,asi que espero conocerte...
    Un beso enorme a todos,como no en especial a mi papa!!

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