sábado, 7 de noviembre de 2009

Camerún día 24

fotos anteriores

Esta mañana ha sido teóricamente la última que hemos ido al hospital a trabajar el equipo quirúrgico de Valencia. Digo teóricamente porque si esta tarde-noche o mañana nos llamaran por alguna urgencia quirúrgica, nos tocaría volver al hospital. Digo última porque mañana domingo es nuestro día libre y el lunes ya nos vamos a Douala para pasar el día allí y coger el avión de regreso a casa. Digo a trabajar porque mañana nos acercaremos al hospital, pero a despedirnos de los trabajadores que estén por allí y de los enfermos que nos queden. Nuestras últimas cirugías programadas han sido dos hernias, una gigante y otra re-recidivada. Hemos hecho números y estos días hemos hecho unas 34 intervenciones, que no está nada mal. Antes de marcharnos nos hemos hecho la foto de familia, pero al ser sábado y al haber acabado algo tarde la cirugía, no estaba todo el personal contratado porque libraban o ya se habían marchado. Del hospital nos hemos marchado a intentar contratar la excursión en canoa por el río Lobé. Hemos hablado con Marcopolo, el del chiringuito de camarones, y nos ha hecho precio por el pack viaje en barco hasta los poblados pigmeos y merienda-cena en las cataratas. Así que nos hemos montado en una canoa de las grandes nosotros siete y dos remeros. No sé cuál es la capacidad máxima de estas barcas, pero ha ido todo el viaje (hora de ida y menos de media de vuelta) dando bandazos de un lado a otro, y como el lateral iba a menos de un palmo del nivel del río, ha entrado agua un par de veces por mi lado, a parte de la que filtraba por el suelo y que han tenido que achicar unas cuantas veces. Durante la ida, contracorriente, nos hemos comido unos ricos bocadillos de chóped camerunés. Viaje impresionante. Vegetación, algo de fauna, nos hemos cruzado con otras canoas individuales, gente en las orillas lavando ropa, pescando o simplemente nadando. Hemos llegado hasta un lugar en el que tras amarrar y caminar por la selva unos cien metros nos hemos encontrado con un poblado pigmeo. Había poca gente, pues la mayoría se había ido a cazar. Teniendo en cuenta que pensábamos haber hecho esta visita en plan sanitario, el hacerlo como guiris me ha supuesto una sensación algo extraña. Por eso tampoco hemos estado mucho con ellos, les hemos saludado, alguien le ha dado algunos regalos, y hemos seguido por la selva viendo cosas. Entre ellas una maravillosa plantación de palmeras para la obtención de aceite de palma. Se trataba de infinidad de palmeras bastante ordenadamente plantadas, en cuyo suelo y tronco crecían helechos. Los remeros parecían guías turísticos, explicándonos todo lo que íbamos viendo. Cuando han calculado que teníamos que irnos para tener luz suficiente, hemos embarcado, y esta vez a favor de corriente, en un periquete estábamos al final del río. Para acabar de redondear un chulo día de excursión, nos hemos zampado unas bandejas de camarones viendo atardecer al lado de las cataratas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario